DE DONDE VIENEN?

viernes, 26 de noviembre de 2010

TODO MAL:

Una esperaría que después de (¿qué son, 6?) años de que te venga, haber desarrollado cierta capacidad para detectar tus momentos, tus ciclos (de humor), tus ansiedades. Pues parece que no. Parece que me doy cuenta tarde, cuando el paquete se terminó y cuando me encuentro llorando desconsoladamente con alguna propaganda de la tele. Pero desconsoladamente, eh. Todo me emociona, todo me conmueve.
"Bueno, evidentemente tenías ganas de llorar un rato porque claramente no da." También me hablo bastante a mí misma en estos días.
Y mientras me seco las lágrimas con los Kleenex que todavía me sobran de mi mega gripe que tube hace bastante, hago un bollo con el envoltorio de los chizitos y me pregunto si tengo algo dulce para contrarrestar. Ahí abro la alacena y la miro minuciosamente como lo haría un detective de CSI recién llegado a la escena del crimen hasta detectar un detallecito, la esquina casi imperceptible pero de un clarísimo color violeta, de los restos de un chocolate que está ahí desde quién sabe cuándo. No importa. Mientras no tenga moho verde creciéndole encima,
un pedacito de chocolate olvidado es consuelo suficiente para una mujer con síndrome menstrual. Cuando lo abro hay 4 cuadraditos.
¡La gloria! Salir al kiosko hubiera sido demasiado castigo.
Predeciblemente, hasta el lunes ando con los ibuprofenos encima.

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