Esa maldita manía mía de creer que todo está bien.
Que porque me quedaba a dormir en su casa, él me quería. Que porque me hacía el desayuno, me quería. Que porque compartíamos la misma cama, me quería. Sí, suena razonable: pero no me quería, o al menos como yo quería que me quisiera. ¿Soy clara?
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