DE DONDE VIENEN?

martes, 11 de enero de 2011

Piso trece. Departamento 5: hizo girar las llaves en la cerradura y abrió la puerta, pasé sin invitación. Me senté en el “living” (un ambiente con una mesa, cuatro sillas, un escritorio con una computadora y un equipo de música). Se paró al lado mío y me ofreció un té; le dije que sí, que tomaría uno si él tomaba conmigo. Cuando volvió con
los tés yo ya estaba más distendida. “¿A qué hora tenés que ir a la facultad?”- le pregunté, como haciéndole saber que no pensaba demorarme en su departamento. “Tendría que ir a las siete. Son las seis”. “¿Tendría que ir?”- repregunté. “Claro, en caso de que quieras que vaya”- respondió. “Por qué no voy a querer que vayas?” “Porque quizás no te quieras quedar sola en mi departamento esperándome”- replicó, con un sonrisa irónica en la cara. Prepotentemente asumió que iba a quedarme (estaba deseando que él quisiera que me quede, pero no iba a decir nada).

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